El convento fue fundado por Elena Donoso Cortés Gómez Valdés .Las obras de construcción duraron dos años, inaugurándose con la primera misa en su Capilla el 30 de septiembre de 1883.
Fundado por María de la Paz Orellana, en un principio se instalaron un pequeño grupo de religiosas en la casa que hace esquina frente a la Iglesia de San Francisco, y allí permanecieron ejerciendo su labor educativa hasta el año 1940 en el cual se trasladaron a la calle Marqués de Albayda
El Monasterio de la Encarnación, núcleo original del convento, fue la casa solariega del Arcediano de Medellín, Gabriel Pizarro (1573). El Santo Oficio de la Inquisición había estado interesado en instalar el tribunal en este lugar, pero los hermanos Pedro y Martín de la Mota (1579) compraron la casa para convertirla en cenobio de monjas de la Orden de Santo Domingo (1585)
Las necesidades del monasterio llevan a que en el s. XVII se amplíe con varios solares al otro lado de la calle y con salida a la contigua calle de Santa María, hoy de las Claras. Dicha ampliación se corresponde con la iglesia conventual
Actualmente es el único convento de clausura que queda activo a esta fecha en la ciudad de Plasencia
Un grupo de mujeres dedicadas a las obras de caridad en la ciudad española de Plasencia, bajo la dirección del sacerdote Eladio Mozas Santamera, decidieron congregarse y formar un nuevo instituto de vida consagrada en la Iglesia católica, con el fin de continuar su labor caritativa de una manera más organizada. El 18 de febrero de 1886, las primeras catorce religiosas del grupo vistieron el hábito religioso, dando origen oficialmente a la Congregación de las Hermanas Josefinas de la Santísima Trinidad.
Las Josefinas trinitarias recibieron el decreto pontificio de alabanza el 16 de enero de 1936
En 2024 han recibido la Medalla de Extremadura por su destacada labor humanitaria y educativa
El convento de las Capuchinas fue construido a finales del siglo XVI por testamento del regidor Juan Rodríguez Cano y su mujer Beatriz de Contreras. Rodríguez Cano había adquirido una gran fortuna como indiano, y contaba que en su viaje de retorno a Europa se había salvado de una peligrosa tormenta gracias a una imagen de la Virgen de Copacabana que traía en el barco, por lo cual decidió fundar un templo en el que albergar esta imagen
El fundador del convento murió con herederos menores de muy corta edad, por lo que no pudo cederse a una orden religiosa hasta 1635, cuando su nieto Juan de Nebrija y Cano gestionó los trámites para su apertura. El convento se cedió a la Orden de Clarisas Capuchinas y en 1636 llegaron las primeras ocho monjas de clausura, procedentes del convento que esta orden tenía en Madrid.
Existe riesgo de desaparición de la comunidad capuchina por falta de vocaciones: en setiembre de 2015, las monjas abandonaron su convento placentino para trasladarse a Granada, aunque regresaron en febrero de 2016
El Padre de la Cueva, sacerdote trujillano y don Francisco Sánchez, son los que consiguieron que se construyera el convento para Religiosas de la Orden Clarisas Descalzas de la 1ª Regla de Santa Clara, Orden fundada por Francisco de Asís. Ellos iniciaron las trámites en Madrid, donde se desplazó el Padre Cuevas para proponer la fundación al Padre Comisario de la Orden de Clarisas Descalzas de la 1ª Regla de Santa Clara y en principio obtiene la aprobación necesaria, subordinándola al visto bueno de la Superiora del Convento de las Descalzas de Princesa, casa Madre de la Orden, las cuales no pusieron ningún impedimento.
Inauguraron con la colaboración de dos hermanas beatas de Plasencia que se instalaron inicialmente en unas casas colindantes que habían donado unas devotas. Pronto dejarían atrás las penurias económicas debido a la gran devoción que levantó en Trujillo este convento. El Obispo de Plasencia Martín de Córdoba y Mendoza dio licencia el 18 de agosto de 1574 para levantar en nuevo edificio.
Entraron a vivir junto con nobles doncellas en su nuevo alojamiento el 8 de septiembre de 1574, bendiciéndose el 29 de ese mismo mes bajo la advocación de San Antonio de Padua. El templo tardó dieciséis años más en ser finalizado.
La fecha de fundación es del 6 de septiembre de 1574 por el Obispo de Plasencia Martín de Córdoba y Mendoza y para ello se trasladaron religiosas de las Descalzas Reales de Madrid.
A partir de 1629 que se instala el convento de la merced ocurren problemas de convivencia entre las dos comunidades.
Contaron con donaciones de Ana de Austria y Felipe II, Felipe III, Felipe IV, el concejo trujillano y el obispo placentino entre otros.
Se destruyó parte del convento durante la invasión francesa, pero a pesar de la belicosidad nunca estuvo cerrado, pues algunas monjas se negaron a abandonarlo.
Por el clima de antirreligioso que se respiraba a consecuencia de la proliferación de la masonería y los decretos de Mendizábal tuvieron que partir las religiosas a cobijarse en el convento de Santa Clara de la misma ciudad.
El inmueble fue vendido por vía judicial y actualmente se encuentra un establecimiento hotelero en sus instalaciones después de su rehabilitación
Este convento habitado por monjas de clausura de la Tercera Orden Regular Franciscana está situado en la calle San Pedro en un edificio antiguo del año 1493, que entonces se llamó de San Pedro y Santa Isabel.
La fundación se hace bajo la advocación de San Pedro a finales del siglo XV. Existen diferentes fuentes que dan como benefactor de la fundación a García Sánchez, párroco de Santa María la Mayor, quien legaba en su testamento de 1493 una cantidad como renta anual y terrenos en una dehesa cercana al pueblo, o a la propia reina Isabel I, y después a su nieto Carlos I, quienes iban haciendo donaciones tanto anuales como de forma puntual para ayudar económicamente a la comunidad de religiosas.
Ya en el siglo siguiente, concretamente en 1528, el convento sufre un incendio que obligó a hacer una casi completa reconstrucción. Aprovecharían esta obra para ampliar la casa, ampliación que se haría entre 1581 y 1585.
En el siglo XIX vuelven a darse algunos episodios que afectan a la comunidad. Durante la Guerra de Independencia el edificio resulta dañado. También la desamortización de Mendizábal de 1835 tocaría a esta comunidad que perdería parte de su patrimonio. A finales del mismo siglo XIX logran recuperarse y volver a restaurar las partes dañadas del convento.
A pesar de los contratiempos, el convento de San Pedro ha logrado mantenerse hasta la actualidad. Subsisten gracias a sus reconocidos trabajos de confección y bordados tanto por encargo como para grandes comercios a nivel nacional.
Tiene su origen en la fundación de un cenobio en el primer decenio del siglo XVII gracias al patrocinio del Concejo y de la familia Pizarro, que intercedieron ante el rey para que se establecieran los mercedarios en las casas de la Obra Pía de Catalina de la Cueva.
A mediados del siglo XVII se trasladaron a este otro lugar, donde construyeron su convento entre 1660 y 1680, interviniendo en las obras los maestros de arquitectura Francisco Díaz y Alonso Ramos.
La guerra de la Independencia ocasionó serios destrozos en el convento de la Merced, y en 1820 fueron exclaustrados sus frailes.
Fundado en el siglo XVI, ya en el año 1567, cuando Felipe II ordena que se reduzcan a la observancia, poseen un edificio paupérrimo para poco más de una docena de religiosas. No quedan restos visibles tras su venta y parcelación en 1837 a causa de las leyes desamortizadoras. Vicente Pérez levantó en su lugar una casa-fábrica textil. Se encontraría situado en el actual Casino Obrero de Béjar (Calle Mayor de Reinoso, desde el número 2 al 18 o 20. Tenemos conocimiento de que en la desamortización de terciarios regulares franciscanos llevada a cabo por Felipe II, vivían doce o trece monjas en condiciones de pobreza.
Procurador del Colegio de Descalzos de la Santísima Trinidad de Redención de Cautivos de Hervás
Fundada por San Juan de Mata, con Regla propia aprobada por Inocencio III el 17 de diciembre de 1198, por medio de la bula Operante divine dispositionis. Desde los orígenes se ha considerado a San Félix de Valois, ermitaño en los bosques de la diócesis de Meaux, cofundador de la Orden. Es también la primera Orden religiosa no monástica y una de las principales órdenes religiosas que se extendieron por España y Europa durante la Baja Edad Media.
La Orden trinitaria se extendió, entre 1198 y 1314, desde el norte de Francia hacia el sur y, siguiendo la margen occidental del Mediterráneo, se expandió hacia los reinos españoles de Castilla y Aragón, según se iba reconquistando el territorio del sur, ocupado por los musulmanes. Hacia el norte de Francia los trinitarios se expandieron por las islas británicas.
Durante el siglo XVI se van adoptando en la Orden diversas medidas disciplinares y legislativas con la intención de dar vida a los deseos de reforma de algunos trinitarios, cuyo ápice se encontrará la reforma de Juan Bautista de la Concepción, que originará la Orden de los Trinitarios Descalzos, primero constituida en provincia autónoma respecto al ministro general francés y más tarde en una Orden religiosa independiente con su propio gobierno y organización.
Independientes la una de la otra, la Orden Trinitaria calzada y la descalza, continuarían su proceso de expansión y realizarían distintas redenciones de cautivos.
En el capítulo General celebrado en Roma en el 1900, se dio la unificación de las dos familias trinitarias, en una única Orden, retomando el nombre de Orden de la Santísima Trinidad y quitando los viejos apellidos de descalzos. El primer ministro general de la unificación fue el religioso italiano Gregorio de Jesús y María
A raíz del Concilio Vaticano II se pone en marcha una renovación para adaptarse a las directrices de este.
La patrona principal de la Orden es desde tiempo inmemorial Nuestra Señora del Remedio (también llamada de los Remedios y del Buen Remedio). Fue San Juan XXIII quien confirmó en 1959 el patronazgo para toda la Orden y Familia Trinitaria.
Fue el trigésimo noveno Obispo de Plasencia desde el 18 de julio de 1633 hasta el cinco de octubre de 1639, también lo fue de Cádiz, además de Predicador General, Definidor y Visitador General de la Orden de San Benito y Abad General de varios conventos
Nació en Nájera (La Rioja), fue el cuadragésimo noveno Obispo de Plasencia desde el 24 de mayo de 1683 hasta el 14 de junio de 1692, anteriormente Provincial, Comisario Visitador, Comisario General y Ministro General de la Orden de Hermanos Menores de la Regular Observancia
Natural de Reza (Orense), fue el sexagésimo primer ministro, y último, del Colegio de Descalzos de la Santísima Trinidad de Redención de Cautivos de Hervás
Fue el sexto Ministro del Colegio de Descalzos de la Santísima Trinidad de Redención de Cautivos de Hervás
Ministro del Colegio de Descalzos de la Santísima Trinidad de Redención de Cautivos de Hervás
Fue ministro del Colegio de Descalzos de la Santísima Trinidad de Redención de Cautivos de Hervás
Fue ministro del Colegio de Descalzos de la Santísima Trinidad de Redención de Cautivos de Hervás