
Área de identidad
Tipo de entidad
Forma autorizada del nombre
Forma(s) paralela(s) de nombre
Moniales Ordinis Predicatorum
Forma(s) normalizada del nombre, de acuerdo a otras reglas
Otra(s) forma(s) de nombre
OP
Religiosas de la Orden de Santo Domingo
Identificadores para instituciones
Área de descripción
Fechas de existencia
Historia
Rama femenina de la Orden de Predicadores fundada por Domingo de Guzmán en Prouilhe (Francia) en 1206. Sus constituciones, establecidas por Humbert de Romans en 1259, eran similares a las de los frailes de la orden en todo excepto en que las comunidades femeninas estaban autorizadas a adquirir propiedades para mantener su existencia. Los conventos eran gobernados por una priora.
Durante sus primeras décadas de existencia, las dominicas mantuvieron un pleito con la primera orden por el gobierno de los conventos. Desde 1228 los frailes intentaron renunciar a la supervisión religiosa y la administración de los bienes de los conventos femeninos debido a que estas capellanías consumían tiempo y personal y les distraían de la función de predicar. Finalmente, en 1267 se llegó al acuerdo de que los frailes continuarían ejerciendo la supervisión de las monjas, pero no tendrían que administrar sus bienes ni residir junto a los monasterios femeninos. Posteriormente, el Concilio de Trento (1545-1563) colocó todos los conventos femeninos bajo la jurisdicción de los obispos.
El Convento de Santo Domingo el Real de Madrid, fundado por el propio Domingo de Guzmán en noviembre de 1218, fue el primer convento de dominicas en España. Durante el siglo XIV los conventos femeninos sufrieron la misma relajación de costumbres que los de la rama masculina, lo que llevó a Juan de Torquemada, Alonso de San Cebrián y Juan Hurtado a promover diversos intentos de reforma durante los siglos XV y XVI.
Los decretos de exclaustración de 1835-1836 suprimieron pocos conventos femeninos, aunque sí expropiaron todos sus bienes. En la actualidad existen alrededor de 90 conventos de monjas dominicas en España.
Lugares
Estatuto jurídico
Funciones, ocupaciones y actividades
Los elementos que determinan la identidad de las mojas predicadoras responde adecuadamente al carisma fundacional de la Orden. La Orden fue instituida para "la predicación de la palabra de Dios, propagando por el mundo entero el nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Honorio III). Las monjas dominicas están dedicadas al servicio divino, en oración continua y austeridad de vida que implica obras de penitencia, así como renuncias, con plena madurez de libertad. Su oración es contemplativa, pero en razón del carisma de toda la Orden, del que ellas participan, su oración es también apostólica. Las monjas predicadoras, sin abandonar el claustro ni hacerse oír fuera de él, según requiere su vocación, cooperan de manera propia al ministerio de los frailes, invocando la iluminación Espíritu Santo para que los predicadores, llevados por el amor de Dios, que es el alma del apostolado, sean voz de la palabra divina, en espíritu y en verdad, con integridad y pureza. Y a la vez instan al Espíritu Santo a que disponga, en actitud ampliamente receptiva, superadora de toda sabiduría humana, a los que escuchan el acto profético de la predicación, para que la palabra prenda y obre eficazmente en ellos.
Estatuto jurídico
Estructura jerárquica
Contexto general
Fray Domingo de Guzmán, canónigo de Osma, desarrolla su trabajo apostólico en Languedoc, a principio del siglo XIII, junto al obispo Diego de Acevedo y los legados pontificios, en un ambiente dominado por los cátaros, que se autocalificaban como auténticos herederos de los Apóstoles. Los habitantes de esa región no ocultan a los predicadores católicos el aprecio por las enseñanzas y el estilo de vida de los divulgadores de la herejía, a los que se había conferido el consolamentum después de prolongadas pruebas con penitencias durísimas, convirtiéndose en perfectos.
Fray Domingo, perseverando en el anuncio fervoroso del Evangelio, confunde a los herejes por su sabiduría y vida ejemplar, alternando la predicación con disputas teológicas. Muchas personas que, inducidas al error habían simpatizado con la herejía, o se había vinculado a ella, ejerciendo como itinerantes o viviendo en rigurosa austeridad comunitaria, vuelven al seno de la Iglesia Católica por la predicación y el testimonio de fray Domingo. Entre las convertidas figuraban mujeres pertenecientes a familias nobles, cuyos padres, venidos a menos, las confiaron a los herejes siendo aún adolescentes o antes de salir de la niñez, traspasándoles con ellas la responsabilidad de su manutención y educación. La conversión de estas mujeres, hasta entonces viviendo como perfectas en comunidades cátaras a estilo monacal, planteaba serios problemas a los predicadores católicos. Las convertidas carecían de medios de subsistencia y no podían incorporarse a los hogares de origen, porque sus familiares, pertenecientes a la herejía o muy comprometidos con los herejes, las cerraban las puertas o se mostraban hostiles por el giro dado en sus prácticas religiosas. Con el fin de amparar a las que se encontraban en tal situación, proporcionándolas el alojamiento y la protección que necesitaban, así como la formación convenientemente a sus deseos de consagración al servicio divino, el día 22 de noviembre de 1206, festividad de Santa Cecilia, se abrieron las puertas del monasterio de Prulla, dando acceso a sus primeras moradoras
Área de relaciones
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Fechas de relación
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Estado de elaboración
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Fechas de creación, revisión o eliminación
2024-05-02. Creación
Idioma(s)
Escritura(s)
Fuentes
Nota de mantenimiento
Gorka Díaz Majada